Esta industria despega en Galicia, donde este año prevén recoger 130.000 kilos de un producto natural alternativo al petróleo para múltiples usos

MARÍA CEDRÓN

Es jueves. Jueves de primavera. Xián Santos, Lucas Iglesias y Francisco Domínguez están a punto de subir al monte de Ferroedo, en la parroquia de Santa María de Tuiriz, para recoger resina, la savia con la que los árboles ayudan a cicatrizar sus heridas. Porque Xián, Lucas y Francisco son resineros, un sector que comienza a despertar en Galicia después de la crisis sufrida en España y Portugal durante los años 80 por las explotaciones dedicadas a esta labor.

La razón del declive fue la pérdida de cuota de mercado provocada por los elevados costes de producción, la disminución de mano de obra y, sobre todo, la competencia de China, que entonces entró en el mercado con unos precios mucho más competitivos que los europeos.

Pero ahora, más de treinta años después, la industria está resurgiendo de nuevo en Galicia de la mano de colectivos como la Asociación de Resineiros Galegos (Arega) de la que Xián es presidente. Y de los montes gallegos la resina viaja hasta Segovia para su transformación en Sociedad de Resinas Naturales S.L., una empresa que actualmente compra toda la producción de Galicia. Ahí transforman la resina en aguarrás puro y colofonia. El primero, la parte líquida, es cada vez más apreciado por la industria farmacéutica y cosmética, sobre todo como fijador de perfumes. La segunda, la parte sólida, puede usarse para hacer productos tan dispares como cera para fruta, cera depilatoria, pinturas para la señalización del tráfico, preservativos o chicle.

Mantiene el monte limpio

Fue precisamente Sociedad de Resinas Naturales S.L. la que formó a los primeros resineros que recuperaron la labor en Galicia. «En este campo hay que poner de acuerdo a la industria, que somos nosotros; la administración, que da los permisos; a los propietarios del monte y a los resineros», explica Gregorio Cazurro, responsable de la compañía.

«Las técnicas que usamos ahora permiten extraer la resina sin que el valor de la madera se deprecie» 

A su juicio, hay que informar de los beneficios sociales de esta práctica como fórmula para mantener el monte limpio y, además, sacar una rentabilidad añadida a las plantaciones. «Ahora no es como en los años cincuenta, las nuevas técnicas permiten extraer la resina sin que la madera acabe depreciándose. En Galicia más del 90 % del monte está en manos privadas (particulares o monte vecinal), pero los propietarios pueden ceder los derechos de explotación durante un período de entre tres y cinco años. Eso no quita que luego puedan realizar cortas al final del ciclo», apunta. De hecho, esta actividad es compatible con otros aprovechamientos del monte como el maderero, cinegético, micológico, recreativo, ganadero o también el dedicado a la obtención de biomasa.

Xián, Lucas y Francisco trabajan precisamente en un terreno de unas dieciséis hectáreas cedido por la comunidad de montes de Ferroedo. Porque ninguno de los tres es de Pantón. Son de Pontevedra, O Vicedo y Bueu.

Pero no son los únicos resineros de Galicia, comunidad que ha pasado de recoger únicamente 1.000 kilos de resina en el 2014, a prever una «cosecha» de 130.000 kilos a final de añorepartida entre los quince resineros que operan en la comunidad.

Porque más allá de Tuiriz este producto natural se explota ya en comunidades de montes como la de Castro Baroña, en Porto do Son; o en montes privados de la zona de San Andrés de Xeve, Campo Lameiro, Cercedo-Cotobade, Marín, Friol, Santiago, A Coruña, Baralla, Palas de Rei y en montes de Lourizán.

Además, es una actividad que contribuye al desarrollo sostenible del medio rural: «La actividad resinera _explica Erika Erika Martínez Carreira, ingeniera forestal y vicepresidenta de Arega y directora general de la empresa de gestión y desarrollo sostenible Ceo Foresin_ puede convertirse en una herramienta importante para la gestión y conservación del monte al tiempo que contribuye a un desarrollo sostenible del rural porque es una fuente de creación de empleo».

Rentabilidad de 2.400 euros por hectárea

Los contratos suscritos por los resineros con la empresa a la que suministran el producto camina al alza. «Este año hemos logrado un precio de 1,07 euros por kilo», apunta Erika. Esta ingeniera forestal echa cuentas para explicar la rentabilidad del negocio: «La producción media de resina por árbol varía entre los 2,5 y los 3,5 kilos al año. Un pinar plantado las especies de las que se extrae resina en Galicia, pinus pinaster y pinus radiata, con una densidad media de 800 pies por hectárea, pueden obtenerse en torno a 2.400 kilos de resina por año. Eso se traduce en una rentabilidad de unos 2.400 euros anuales por hectárea».

Esa rentabilidad es en la que se apoya a la hora de explicar cómo esta actividad puede generar empleo en el rural o, suponer una renta complementaria a otras actividades agrarias. «Crea empleo -explica esta ingeniera- no tanto desde un punto de vista cuantitativo, pero lo hace en el sentido de que mantiene al trabajador ocupado la mayor parte del año, favoreciendo que en invierno se dedique a otras tareas».

Fuente: La Voz de Galicia.